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Es dificil encontrar en estos dias textos y reflexiones con intenciones mas alla de aspectos mediaticos al alma o a la humanidad, generalmente hay supuestas reflexiones inteligentes sobre temas comunes que inducen a pensar a quienes las leen que existen seres con inteligencias "superiores" que el mundo es una serie de consecuencias vivas y disfrutables o de menos... analizables, dejemoslo en perspectivas de la realidad. Encontre estas tres breves muestras de humanismo de lo simple, las cuales me llenaron, y aqui caigo en una cuestion de muerde/lengua: no pretendo aparentar ser superior intelectualmente, las dejo para que las lean y puede o no causarles lo mismo que a mi me causaron, solo les comparto y les dejo con esta nocion de humanidad en mi mismo; "No sirve de nada tener un gran intelecto para analizar si no puedes transformarlo en acciones para modificar tu entorno, no solo te preocupes por el mundo y la humanidad... haz algo". Pueden creerlo o no...

Sin Nombre
Creo que podría enamorarme de cualquier mujer, que encienda los cigarros con cerill0s. Al menos, durante sus dos próximos cigarros. Después, el mundo volvería a ser un sitio horrible, deprimente donde incluso las cosas concebidas para ser bellas fracasan en su intento.

Cabezas de Ciervo
Somos una generación de hombres maltratados por mujeres. Tipos duros, encerrados en cuerpos fuertes, escondiendo a niños débiles. Hombres agarrados a cualquier adicción que nos permita olvidar la sangre, pero no la herida. Animales asustados incapaces de desprenderse del cepo. Somos una generación de hombres padeciendo el efecto rebote de siglos de machismo.

El hombre recto (ilustrado por Elena Gallen)
El Hombre Recto miraba cómo sus hijos discutían por un juguete. Y los niños le miraban esperando algún tipo de privilegio frente al otro.
El Hombre Recto fumaba, y de vez en cuando, tragaba saliva.
Los Niños Torcidos estiraban cada vez más fuerte del osito de peluche, pero el oso no se quejaba. Sabía manejar ese tipo de situaciones.
Entonces, como todo el mundo esperaba, el Hombre Recto tomó una decisión salomónica. Apagó el cigarrillo y se levantó. Partió a cada uno de sus hijos por la mitad, y le dio dos mitades diferentes al Osito. Que se fue de allí sonriendo. Perdiendo pelusillas de peluche por la pierna izquierda. Y arrastrando a medio niño con cada mano.