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Crear una ficcion es abrir un mundo en donde uno se ve reflejado; cada beso, cada lagrima, cada virtud, cada defecto, te fascina y domina emocionalmente, ya sea porque nos sentimos identificados o porque expresa lo que a uno le gustaria ser. Aquello en lo que nos identificamos son nuestros limites, aquello que nos gustaria ser es lo que no somos, asi el mundo de la ficcion abarca nuestro ser y no-ser, nuestra conciencia y nuestra inconciencia, lo que somos en vida y lo que queremos permanecer siendo una vez muertos. De esta forma disfrutar una ficcion, es vivirla, es hacerse parte de ella, es poder reir con ella, llorar con ella, amar con ella hasta el tragico momento en que termina. Las mejores ficciones son aquellas que nos gustaria que nunca terminaran, pero ahi esta, siempre el final nos acorrala, nos sumerge en nosotros mismos, en la espera de otra ficcion que venga a salvarnos la vida, venga a sacarnos de este infierno, que no es mas que nosotros mismos. Hemos sido educados para que nuestra vida sea un infierno, una vida sin magia llena de rencores, indiferencias, egoismos y vanidades, una vida que siempre busca la perfeccion en la superficialidad que conlleva el termino mismo de pefeccion; como bien dice el sancho panzo bergmanno en El Septimo Sello "la vida es una imperfeccion y dentro de este mundo imperfecto surge el amor, que es lo mas imperfecto, y por tanto perfecto, de todo". Aceptando la imperfeccion nos salimos del infierno al que nos condiciona este sistema de mierda, y una vez estabilizados podemos empezar a crear ficciones en el dia a dia, en el mirada a mirada, en el encuentro a encuentro; el dia en que pueda decir: aproveche todo lo que se me presento, me sentire libre.

por Augusto Aldunate