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Entender el erotismo no es tarea sencilla, el tema es tan vasto como subjetivo, características ambas que lo vuelven un tópico por menos difícil de unificar, al nivel mismo de conceptos tales como libertad, felicidad, y otras tantas construcciones que hacemos de la existencia. Lo erótico es parte de la vida misma, por lo tanto resulta tan esencial acercarnos mediante ejercicios personales al mínimo nivel de re-conocimiento en la experiencia. No es el erotismo el que nos constituye sino nosotros quienes le constituimos a él. Para teóricos tan importantes en el rubro como Georges Bataille el erotismo es la posibilidad de jugar en los lindes de la vida y la muerte, el retraso voluntario del placer, la supresión de la bestialidad al dar paso a la intencionalidad y sin embargo en esta supresión no se elimina el cuerpo, lo erótico remite necesariamente a la corporeidad.

Por tanto el erotismo es vivenciado, es perceptible en la medida en que los sentidos lo dejan entrar al campo interminable de la interpretación, el de la mente misma. Si distinguimos erotismo en lo corpóreo de la idea que construimos del erotismo como dos niveles distintos de un fenómeno, tenemos que distinguir también la experiencia corpórea de la percepción de la propia del campo mental. Al hablar de percepción asumimos una ruta de carácter interpretativo entre nuestro sistema nervioso central y aquello que entra en contacto con nuestro cuerpo, es decir, el continuo propioceptivo es alterado por agentes externos y esa alteración es traducida en acción e interpretación placentera o displacentera, esto último en función de la historia de vida particular. Recientes estudios del Centre de recherche en sciences neurologiques, Université de Montréal evidencian diferencias de género al proyectar imágenes con contenido erótico a un grupo conformado por hombres y mujeres en contraste con proyectar al mismo grupo escenas de carácter neutral o no asociadas a elementos eróticos, denotando una mayor disposición de actividad neuronal en los varones para ciertas estructuras del sistema nervioso central, el fenómeno se asocia en ambos géneros a mayor oxigenación sanguínea (síntoma de actividad neuronal) en áreas tales como el cíngulo anterior, la corteza orbitofrontal, insular y el cortex occipitotemporal, así como en la amigdala el cuerpo estriado ventral. La diferencia radica entonces en la activación del tálamo e hipotálamo para los varones que son las estructuras asociadas al comportamiento sexual y la disposición para la actividad del mismo tópico. Esta información es relevante en tanto que podemos identificar una distinción cultural en relación al fenómeno derivada del género a la vez que resulta poco alentadora al entender de manera reduccionista el fenómeno erótico en términos de activación neuronal y mayor o menor flujo sanguíneo.

Definitivamente el erotismo va más allá y para la finalidad breve de este post, cabe dejar abierta la posibilidad que Bataille y el mismo Octavio Paz nos dejan como reflexiones sesudas en torno a lo erótico, para quienes el erotismo tanto como el arte cumplen con esta función de permitir “burlarnos” de la muerte, de la finitud, de lo efímero y de prolongar, si es posible por la eternidad aquello que nos enuncia la línea delgada entre vida y muerte misma. Por medio del placer amplificamos la experiencia de vida y al tiempo nos acercamos a la experiencia más desafiante y cercana de la muerte. Valiéndonos de la fantasía, invención y constante variación. Termino aquí mi introducción al material audiovisual que a continuación presento, asumo el tema demasiado vasto como para hacer una revisión exhaustiva en este espacio y sin embargo resulta pertinente el acercamiento para esto que le sigue:

NOTA: CONTENIDO POSIBLEMENTE DEMASIADO EXPLICITO (INTERPRETACIÓN SUBJETIVA POSIBLE) RECOMENDAMOS DISCRECIÓN O EN SU CASO CIERRE ESTE VINCULO Y VAYA A PASEAR A SU PERRO MIENTRAS AMBOS COMEN HELADO DE VAINILLA, NO TIENE OBLIGACIÓN ALGUNA DE REVISAR EL MATERIAL PROPUESTO, GRACIAS... YA HEMOS SIDO DENUNCIADOS POR TEMAS SIMILARES CON ANTERIORIDAD ¬¬

Vincent CAPES - Fascinus et mentula II (Version soft)

Basado en la experiencia en diversos géneros como la ficción, experimentación, el documental y animación, Vincent Capes construye vínculos entre el video y otros medios artísticos desde hace 12 años. Con influencias de Pascal Quignard en la fragmentación visual, la consciencia hermética de Alejandro Jodorowsky y la alquimia constante de elementos diversos propia de las novelas de Alan moore tenemos a continuación Fascinus et Mentula II en su versión no apta para menores. ACA su canal en vimeo: http://vimeo.com/vincentcapes y un link para la versión HARD con 3 minutos más de contenido (no recomendada a menores) al pie del video en dicho canal.

 

Erwin Olaf - De nuevo por acá.

Fotógrafo holandés que combina el fotoperiodismo con la fotografía de estudio pára dar lugar a su particular manera directa y explícita de abordar temas como el sexo, el deseo, la belleza y la violencia, una libertad y desinhibición que en su caso siempre han ido acompañadas de una incisiva crítica de la hipocresía social, los tabúes, la doble moral o el abuso consumista; en definitiva, todo aquello que la sociedad contemporánea todavía acostumbra a ocultar o enmascarar aun a sabiendas de que ocupa un espacio esencial, no sólo en nuestras vidas, sino en la propia estructuración de nuestra sociedad. Irónicamente su mayor reconocimiento es como fotógrafo de publicidad.

WET (previamente publicado en este blog).

ROUGE (no hay bueno ni malo en lo erótico).

CINE - El imperio de los sentidos (el límite entre la vida y la muerte).

El argumento es de un rojo incandescente tan luminoso como monótono. Sada Abe, una mujer todavía joven pero sobradamente artera en el dominio de la técnica del amor (conoce todas las esquinas del cuerpo humano debido a que, antes de haber sido camarera de hotel, ha ganado el pan como prostituta), se enamora del apuesto Kichizo Ishida, propietario del establecimiento tokiota donde trabaja. Sada es correspondida por Kichizo y los dos buscan el éxtasis más radical al que es susceptible de transportarles su mutuo sentimiento amoroso, cueste lo que le cueste a la pareja el precio de ignorar, cada uno de ellos, su instinto de conservación. Al término de su historia de amor, es el servicial Kichizo quien paga el placer de los dos y entrega su última moneda para disfrutar del que será igualmente el último orgasmo compartido. La escena de estrangulamiento es el vivo reflejo de aquel juego del que Bataille nos habla en los lindes de la vida y la muerte.